Hasta ahora se creía que el kebab era solo carne de ternera o pollo (o rata) marinada y empalada en un palo en forma de rulo, pero ahora conocemos la verdad.
Desde CoNoticias hemos infiltrado a un corresponsal que permanecerá anónimo en una granja de kebabiums en Estambul basándonos en filtraciones por parte de un informante anónimo. Esto es lo que encontró:
«A 100 metros bajo tierra hay una nave industrial enorme que huele entera a carne a la brasa, a un lado maquinaria para transformar los kebabiums en kebabs, al otro, los kebabiums, unas criaturas que con tan solo mirarlas te preguntas como es posible que estén con vida.
Los kebabiums son unos seres raros y asquerosos, tienen forma de rulo de kebab pero con cuatro patas que son rulos de kebab más pequeños. Estas extrañas criaturas se alimentan de cualquier cosa que encuentren y luego la expulsan en forma de salsa blanca del kebaba. No se como pero son capaces de producir sonido, unos sonidos horribles que suenan como si alguien dijera «¿que quiere amigo?». Además, se reproducen como conejos, posiblemente porque no son capaces de vivir más de una semana.
En mi tiempo en la granja conseguí distinguir 2 tipos de kebabiums: el bobino y el avicola y aunque ambos actúan de la misma forma la diferencia es clara, unos tiene pequeños hocicos y los otros un pico, pero a ambos los procesaban igual. Para procesarlos los metían en la maquinaría y de ella salían un rulo de kebab normal y un cubo lleno de salsa roja del kebab.
Ha sido una experiencia horrible, menos mal que he vuelto a salvo».
Oh, Dios mío. Con razón es la comida de los borrachos… Menos mal que yo no como de eso, ¡Nunca me fié de esos moriscos!